Otras reflexiones

Descansar con Dios

“El Papa Francisco en 2021 recuerda que el presente es 'el único tiempo que está ahora en nuestras manos, y que estamos llamados a aprovechar para un camino de conversión y santificación'. Es aquí y ahora donde cada uno define su apertura o cerrazón a una vida en comunidad con Jesús”.

María, escuela de escucha activa y discernimiento

“La polarización y el conflicto a veces circundan las instituciones que le dan forma a la vida política, social y cultural como las universidades, el servicio público o las iglesias. La escucha activa y el discernimiento pueden jugar un rol clave en estos contextos”.

La esperanza cristiana ante la muerte

“La muerte, una interrogante que ha inquietado a la humanidad desde siempre, sigue siendo crucial en nuestras vidas. A pesar de los avances científicos y del conocimiento, la muerte de seres queridos, la injusticia de la muerte inocente y la incertidumbre ante nuestro propio final nos confrontan con un profundo silencio y resignación”.

El humor: un medio de sanación y esperanza

“El humor es algo que hay que tomar en serio. No es la risa fácil por el tortazo en la cara o la burla por el tropiezo ajeno. No es tampoco el optimismo ingenuo y superficial que prefiere ignorar los problemas. Por el contrario, el humor los pone al descubierto y permite reconocerlos, así como también las maravillas, los dones y las oportunidades que hermosean la vida, contribuyendo a enfrentar las dificultades con ánimo alegre y promoviendo el encuentro, la amistad y la colaboración entre las personas”.

Pandemia, pobreza y trabajo

Francisco Gallego

Año II, Nº 28.

viernes 9 de octubre, 2020

"El hombre con sentido social no espera que se presenten ocasiones extraordinarias para actuar. Todas las situaciones son importantes para él, pues repercuten en sus hermanos… -San Alberto Hurtado"

El Papa Francisco nos invita a mirar la crisis de la pandemia que hemos sufrido desde comienzos de 2020 con una mirada integral aplicando la Doctrina Social de la Iglesia. Sobre todo, nos invita a construir un nuevo futuro. Esto tiene dos claves centrales que mencionaremos en estas líneas: (i) la opción preferencial por las personas más pobres y (ii) la centralidad del trabajo humano.
Esta pandemia está teniendo efectos sustantivos en la pobreza económica de nuestro país, principalmente a través de una caída de las oportunidades de empleo, la que se hace más crítica en los sectores más vulnerables: mujeres jefas de hogar, inmigrantes, personas de menor calificación, personas con empleos informales. Tanto o más importante que la pobreza material son las implicancias en otras dimensiones relacionadas: problemas serios de acceso a la salud, exclusión educativa, violencia y falta de equilibrio en la corresponsabilidad dentro del hogar, problemas de salud mental, problemas de acceso a programas sociales de apoyo, entre otras.

La opción por los más pobres y la centralidad del trabajo nos invita a re-pensar los tipos de trabajo digno.

Esta realidad nos invita a enfrentar grandes desafíos para el mundo del trabajo durante y después de la pandemia. Como decía San Alberto Hurtado “El hombre con sentido social no espera que se presenten ocasiones extraordinarias para actuar. Todas las situaciones son importantes para él, pues repercuten en sus hermanos…” Así esta tremenda crisis de empleo que estamos viendo nos invita a buscar herramientas y políticas que permitan asegurar oportunidades de trabajo digno. La opción por los más pobres y la centralidad del trabajo nos invita a re-pensar los tipos de trabajo digno y las oportunidades que reciben diferentes grupos de la población.

La invitación de la Doctrina Social de la Iglesia es buscar miradas que expandan la libertad y dignidad de las personas y aquí el trabajo juega un rol esencial, no solo desde el punto de vista práctico, sino que también moral. Tal como lo mencionan los Premios Nobel de economía, Abijiht Banerjee y Esther Duflo, “poner a estas familias en el camino hacia un trabajo productivo requiere más que dinero. Exige tratarlas como seres humanos con un respeto al que no estaban acostumbrados, reconociendo tanto su potencial como el daño causado por años de privaciones.” Y se citan ejemplos de programas que apuntan a este objetivo en diferentes lugares del mundo, uno de ellos es “Trabajar y aprender juntos”, surgido en Francia desde la Iglesia Católica. Estas iniciativas buscan justamente incluir a grupos excluidos al mundo del trabajo, pero hacerlo desde una mirada integral que combina apoyo económico con expansión de oportunidades e inclusión efectiva. Estos elementos los podríamos incorporar en lo que hagamos ahora, como políticas públicas: subsidios a la mantención y contratación de personas, posibilidades de fomentar el micro-emprendimiento, empleos públicos de emergencia y fortalecer la capacitación y el desarrollo de competencias nuevas.

Una mirada integral que combina apoyo económico con expansión de oportunidades e inclusión efectiva.

Para terminar, una invitación a pensar y actuar en base a estas líneas, desde la realidad concreta que nos toca vivir: ¿Cuido a los que con su trabajo colaboran en mi vida? ¿Le busco el sentido profundo a la labor que realizo? ¿Abogo por políticas públicas que reconozcan la dignidad del trabajo? ¿Organizo mi empresa o emprendimiento en base a los principios mencionados?
Avanzar en la línea de estas preguntas será como “vacunarnos” para combatir “las epidemias provocadas por pequeños virus invisibles” como ha señalado el Papa Francisco. Y como él mismo nos ha invitado, “…propongo que esto se haga a partir del amor de Dios, poniendo las periferias en el centro y a los últimos en primer lugar (…) Y a partir de este amor concreto, anclado en la esperanza y fundado en la fe, un mundo más sano será posible. De lo contrario, saldremos peor de esta crisis.”

«Con el ejemplo de Jesús, el médico del amor divino integral, es decir de la sanación física, social y espiritual (…) tenemos que actuar ahora, para sanar las epidemias provocadas por pequeños virus invisibles, y para sanar esas provocadas por las grandes y visibles injusticias sociales. Propongo que esto se haga a partir del amor de Dios, poniendo las periferias en el centro y a los últimos en primer lugar (…) Y a partir de este amor concreto, anclado en la esperanza y fundado en la fe, un mundo más sano será posible. De lo contrario, saldremos peor de esta crisis».

Papa Francisco, Audiencia General, 19 de agosto de 2020.

Francisco Gallego
Profesor del Instituto de Economía UC.

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