Otras reflexiones

¿Es Chile un país del Espíritu?

“Chile no sería Chile sin la fuerza creadora, unificadora y vivificadora de Dios, esa fuerza tiene un nombre: el Espíritu Santo. Él se ha adelantado a todos los que hemos habitado esta tierra, ha sostenido nuestra unidad y nos sigue ofreciendo vida en abundancia”.

Primavera. Vida nueva, certeza y esperanza

“Nuestro país celebra su día nacional en la época en que todo florece. La fiesta se hace protagonista y desplaza todas las preocupaciones, los resultados y la productividad. Estar y ser con otros en una comunión que nos regala pertenencia, ser un pueblo en la diversidad”.

Fraternidad y patria

“La patria es una fuente importante de identidad. La patria da sentido y coherencia a la vida de las personas. A nivel individual las personas necesitan ser parte de una comunidad. Muchas fuentes de pensamiento – incluyendo la Doctrina Social de la Iglesia- conciben la identidad como un derecho que debe ser reconocido (Gaudium et spes, 60)”.

El misterio de la eternidad: un futuro que nos da esperanza

“¿Cuándo y cómo esperamos que todo el mundo desaparezca? ¿Ocurrirá alguna vez? La paradoja es que por más que nos esforzamos, nos es difícil imaginar que toda la humanidad que ha llegado hasta aquí luego de un largo camino pueda desaparecer en algún momento”.

¿Existe el mundo que todos anhelamos?

Bernardita Aspillaga, Ángela Parra y Bernardita Pérez

Año VI, N° 147

viernes 4 de octubre, 2024

“En la Iglesia se requiere de católicos activos y formados. Católicos que, con mucha humildad, y sin arrogancias, sepan actuar, en la sociedad que nos toca compartir, con fe y esperanza en Dios”.

Hace cinco años se comenzó una iniciativa que busca promover la conversación al interior de las familias, de las comunidades de Iglesia y de la sociedad, generando un momento de encuentro entre distintas generaciones en torno a la lectura de una reflexión. Ese anhelo se plasmó en Una Reflexión Semanal, iniciativa en que participan académicos y académicas de distintas universidades católicas del país, entregando y donando parte de su tiempo y conocimientos para compartir con los demás.

En la Iglesia se requiere de católicos activos y formados. Católicos que, con mucha humildad, y sin arrogancias, sepan actuar, en la sociedad que nos toca compartir, con fe y esperanza en Dios.

Desde la esperanza, como dice su “bajada”, las reflexiones abordan temas relevantes y dejan interrogantes que invitan a pensar y dialogar a quien la lea, especialmente para las familias y las comunidades educativas, como un camino más para formarse y conocer de la riqueza espiritual, material y práctica de la Iglesia. “Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libre”, (Jn 8,32). Así lo dice Jesús en el Evangelio de Juan, representando este versículo gran parte del objetivo de las reflexiones. Conociendo la verdad, manteniéndonos en nuestra relación de hijos frente a Dios Padre, sin reivindicar superioridad alguna, aspiramos a dar testimonio de esa verdad que es Jesucristo. Estas reflexiones han buscado poner en el centro de todo la Buena Noticia, es decir, el anuncio de la salvación de todos los hombres y de toda la creación. Cuando se cumplieron las 100 primeras entregas, el rector de la UC Ignacio Sánchez, destacaba el hecho de que las temáticas abordadas -siempre desde la esperanza- cubrían una gran cantidad de aspectos fundamentales de nuestra existencia: el amor y la oración; los misterios de Semana Santa y de Navidad; el papel de María y las devociones marianas; el sentido de la vida, la fe y los sacramentos; el valor de la ciencia y el arte; la convivencia nacional, la fraternidad y la solidaridad; el papel de los laicos y de la mujer en la Iglesia; la dignidad humana, la educación, el trabajo y la familia; los pueblos originarios, la sustentabilidad y el cuidado de la Casa Común, entre tantos.

Conociendo la verdad, manteniéndonos en nuestra relación de hijos frente a Dios Padre, sin reivindicar superioridad alguna, aspiramos a dar testimonio de esa verdad que es Jesucristo.

En la Iglesia se requiere de católicos activos y formados. Católicos que, con mucha humildad, y sin arrogancias, sepan actuar, en la sociedad que nos toca compartir, con fe y esperanza en Dios. Vivimos en un ambiente en que se exige rapidez, por lo que buscar un momento para parar y reflexionar resulta algo difícil, pero sin duda no imposible. Meditar sobre lo que nos rodea y sobre el sentido y misión de nuestra existencia es lo que busca aportar Una Reflexión Semanal, pero hacerlo desde la fe, con una mirada esperanzadora, que nos abra nuevos horizontes pese a lo oscuro o confuso que se nos pueda presentar el día a día. Reflexionar a través de la fe conlleva traer a Cristo mismo al centro de nuestras vidas, mirar a través de Sus ojos, dejarlo guiar nuestros pensamientos y palabras, de manera de aportar un granito de arena a la construcción de una sociedad más justa, más cercana a la verdad, más digna, y llena de un porvenir impregnado por el mensaje de Jesús.

En el día a día, ¿hago pausas que me permitan reflexionar? ¿Identifico cómo Dios actúa en lo cotidiano? ¿En mi familia o con amigos logramos conversar sobre nuestra fe? ¿Veo el sentido cristiano a mi trabajo o labor? ¿Qué mensaje de fe, desde la esperanza, puedo entregar yo a los demás?

“En la fe, don de Dios, virtud sobrenatural infusa por él, reconocemos que se nos ha dado un gran Amor, que se nos ha dirigido una Palabra buena, y que, si acogemos esta Palabra, que es Jesucristo, Palabra encarnada, el Espíritu Santo nos transforma, ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría”.
Papa Francisco, Lumen Fidei, 7.

Bernardita Aspillaga, Ángela Parra y Bernardita Pérez
Miembros del equipo Una Reflexión Semanal

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