Septiembre es un mes que trae consigo muchas invitaciones: celebrar las fiestas patrias, comer empanadas y por supuesto un asado, irse de vacaciones, pasarla bien. No pueden faltar el mote con huesillo, un terremoto y los dulces chilenos. Se cocina y se come escuchando cuecas. Nos preparamos para el 18 como si fuera el único día 18 en un mes del calendario. Después de las vacaciones de invierno empiezan las especulaciones: ¿Cuánto costará el tomate o la cebolla para una buena ensalada chilena? ¿Conviene comprar la carne en agosto? Se empiezan a ver parejas que bailan por las calles la cueca…
Si bien está instalada la idea en Chile de que el clero fue realista, la amplitud de esta tesis no permite apreciar los cambios de posiciones siguiendo los vertiginosos acontecimientos políticos.
El 18 de septiembre se celebra desde 1811 y adquirió el protagonismo de ser la celebración patria de Chile a partir de 1837 por un decreto firmado por el ministro Diego Portales. Recién desde 1915 se celebran las glorias del Ejército el 19 de septiembre con una gran parada militar.
Chile se embandera porque, en septiembre, todo remite a la patria. Es curioso, pero en otros países las celebraciones nacionales se denominan fiestas de la independencia, día de la fiesta nacional o día de la libertad. La patria refiere al lugar de nacimiento o al país de adopción.
La palabra proviene del latín patriam, que significa «país». Hasta la independencia, el 12 de febrero de 1818, Chile perteneció a la monarquía española. En esa época se llamaba «patria» a la ciudad en la que se había nacido, era la tierra de los padres o de los antepasados. Después del proceso independentista, se comenzó a entender la patria como un Estado libre, dotado de una constitución, del que se es ciudadano. Fue una gran mutación conceptual porque cambiaron las instituciones políticas, nacieron el Estado y la república. Por eso se llamó patriotas a los partidarios de la independencia.
Como sabemos, la sociedad se dividió entre patriotas y realistas, aunque con muchos matices entre ambas posiciones. Si bien está instalada la idea en Chile de que el clero fue realista, la amplitud de esta tesis no permite apreciar los cambios de posiciones siguiendo los vertiginosos acontecimientos políticos.
El cristianismo es una religión de la historia. Por eso, durante las fases que se sucedieron entre la ruptura con España y la construcción de un Estado independiente, el clero aportó una lectura religiosa de los acontecimientos basada en la libertad y el derecho a poseerla, fundamentada en que Dios se manifiesta en la vida de los pueblos y los conduce hacia la plenitud de la libertad en el cielo.
La Iglesia fue la única institución que no desapareció y transitó de la monarquía a la república y, con ella, la religión y la fe de las personas.
Esto fue posible porque no todo fue cambio. La Iglesia fue la única institución que no desapareció y transitó de la monarquía a la república y, con ella, la religión y la fe de las personas.
Tenemos muchas veces la sensación de que se ha reducido la celebración de las fiestas patrias a pasarlo bien, a una agenda de vacaciones, paseos, descanso, comidas y bailes. Sin embargo, no se ha perdido el carácter familiar, eminentemente patrio de la celebración, rasgo único de las fiestas patrias chilenas que no tienen otras conmemoraciones nacionales. Volvamos también a impulsar el carácter primero de la fiesta que incluyó la fe y la celebración religiosa en una identidad común. Hagamos nuestros los deseos que el papa Francisco expresó en una carta a los peruanos en 2024 con motivo de las fiestas patrias: “Hago votos para que el Señor Jesús les conceda que el diálogo nacional contribuya a la reconciliación y a la construcción de una sociedad más unida, próspera y fraterna”, sobre todo en este año de elecciones en el país.
¿Cómo estas fechas te renuevan el amor por tu patria? ¿Qué es lo que más valoras de tu país, cultura e idiosincrasia? ¿Descubres que Dios te quiso en una cultura y en un contexto específicos?