Otras reflexiones

La esperanza nos impulsa a amar

“Todos esperan. En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana. (…) Encontramos con frecuencia personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad. Que el Jubileo sea para todos ocasión de reavivar la esperanza“. (Papa Francisco)

El Espíritu nos empuja al desierto

“El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud. En Cuaresma, encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido” (Papa Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2024).

Transfiguración: una escuela de amistad

“Somos una sociedad muy acostumbrada en pensar la felicidad como un sentimiento personal, una emoción, algo que, por lo tanto, se experimenta en soledad, como individuos. Por eso quizás resulte sorpresiva la afirmación que para que una vida sea feliz es necesario que una persona tenga amigos”.

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer: Historia y significado de un día

“El Día Internacional de la Mujer no solo conmemora las luchas históricas, sino que también se constituye como una jornada de reflexión donde se renueva el compromiso de respetar la dignidad de la mujer”.

Diálogo interreligioso y ecuménico

Monseñor Alberto Ortega Martín

Año II, Nº 26.

viernes 11 de septiembre, 2020

"La fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano que debe sostener y amar. Por la fe en Dios, que ha creado el universo, las criaturas y todos los seres humanos —iguales por su misericordia—, el creyente está llamado a expresar esta fraternidad humana, protegiendo la creación y todo el universo y ayudando a todas las personas, especialmente a las más necesitadas y pobres."

El 4 de febrero de 2019, el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyib, firmaron en Abu Dabi un histórico “Documento sobre la Fraternidad Humana por la paz mundial y la convivencia común” que empieza con las palabras mencionadas en el recuadro. El documento es una invitación a la reconciliación y a la fraternidad, a unirse y a trabajar juntos hacia una cultura de respeto recíproco.

En el ámbito del diálogo interreligioso y ecuménico, la Iglesia Católica ha hecho un recorrido importante en los últimos años, especialmente desde el Concilio Vaticano II. En este camino los Sumos Pontífices San Pablo VI, San Juan Pablo II y Benedicto XVI han desempeñado un papel fundamental.

El Papa Francisco nos ofrece tres indicaciones fundamentales de este diálogo entre personas: el deber de la identidad, la valentía de la alteridad y la sinceridad de las intenciones.

Es importante aprender a abrirnos con respeto y a dialogar sinceramente con el otro para ser constructores de civilización y artesanos de paz. No hay alternativa: o construimos el futuro juntos o no habrá futuro.

Abrirnos con respeto y a dialogar sinceramente con el otro para ser constructores de civilización y artesanos de paz.

Por eso es importante promover la fraternidad. El punto de partida es reconocer que Dios está en el origen de la familia humana y quiere que vivamos como hermanos y hermanas, habitando en la casa común de la creación que él nos ha dado. El enemigo de la fraternidad es el individualismo que se traduce en la voluntad de afirmarse a sí mismo y al propio grupo por encima de los demás. Esta consideración es fundamental cuando discurrimos sobre la intrincada situación del escenario mundial, que ha llevado al Papa Francisco a hablar de una “tercera guerra mundial en pedazos”. Esto resulta especialmente relevante en nuestro País.

En el diálogo ecuménico e interreligioso es esencial que pasemos de la simple tolerancia del otro al respeto y a la estima de los demás. Porque se trata de descubrir y aceptar al otro en la peculiaridad de su fe y enriquecerse mutuamente con la diferencia, en una relación marcada por la benevolencia y la búsqueda de lo que podemos hacer juntos. El Papa san Juan XXIII amaba repetir que en la familia humana, es más lo que nos une que lo que nos divide.

En esto los cristianos de todas las Iglesias y confesiones así como los fieles de las religiones no cristianas tenemos una gran responsabilidad y podemos contribuir juntos en la edificación de una sociedad mejor para todos.

Descubrir y aceptar al otro en la peculiaridad de su fe y enriquecerse mutuamente con la diferencia.

Cuánto más urgente se demuestra la necesidad del diálogo y del encuentro entre todos los seres humanos durante la actual pandemia. ¡Nadie se salva solo! Nos advirtió el Papa Francisco y nos lo recordaron los Obispos de Chile el pasado mes de marzo.

¿Estoy dispuesto desde la riqueza de mi fe en Cristo a dialogar y colaborar con mis hermanos cristianos, con mis hermanos de otras religiones y con los hombres de buena voluntad para construir entre todos una sociedad mejor, más atenta al bien verdadero de cada persona, para ser artesanos de una nueva humanidad según el designio de Dios?

«Para participar en la edificación de una sociedad abierta, plural y solidaria, es esencial desarrollar y asumir constantemente y sin flaquear la cultura del diálogo como el camino a seguir; la colaboración, como conducta; el conocimiento recíproco, como método y criterio. Este es el camino que estamos llamados a recorrer sin cansarnos nunca».

Papa Francisco en Marruecos,
30 de marzo de 2019

Monseñor Alberto Ortega Martín
Nuncio Apostólico en Chile

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