Otras reflexiones

La alegría de la santidad que perdura

“‘Contento, Señor contento’” solía decir San Alberto Hurtado. ¿Será entonces que la santidad cristiana sea una cuestión de alegría?”.

¿Existe el mundo que todos anhelamos?

“En la Iglesia se requiere de católicos activos y formados. Católicos que, con mucha humildad, y sin arrogancias, sepan actuar, en la sociedad que nos toca compartir, con fe y esperanza en Dios”.

¿Es Chile un país del Espíritu?

“Chile no sería Chile sin la fuerza creadora, unificadora y vivificadora de Dios, esa fuerza tiene un nombre: el Espíritu Santo. Él se ha adelantado a todos los que hemos habitado esta tierra, ha sostenido nuestra unidad y nos sigue ofreciendo vida en abundancia”.

Primavera. Vida nueva, certeza y esperanza

“Nuestro país celebra su día nacional en la época en que todo florece. La fiesta se hace protagonista y desplaza todas las preocupaciones, los resultados y la productividad. Estar y ser con otros en una comunión que nos regala pertenencia, ser un pueblo en la diversidad”.

La familia en la educación de hoy

Ignacio Sánchez Díaz

Año I, Nº 1.

domingo 6 de octubre, 2019

"La educación ha sido un tema muy importante en los últimos años, tanto en sus etapas iniciales y escolares como en el desarrollo de la Educación Superior. En todas estas etapas, sin duda el apoyo de la familia es clave para lograr un desarrollo integral."

En nuestra condición de laicos católicos, vamos construyendo una familia que es fruto del amor. Los hijos van llegando y crean un nuevo espacio al interior de nuestra familia y, de manera especial, al interior de nuestros corazones. Así, los padres crecemos como personas y aumentamos nuestra capacidad de dar, de querer y de cuidar, en la medida que los hijos llegan a nuestra familia. Es al interior de la familia donde se aprende a compartir, a respetar y a construir los valores para una convivencia con sentido de comunidad centrado en el ejemplo de la vida de Jesús. Es en ella donde se recibe y se cultiva la fe, se aprende a respetar, el sentido del perdón, la acogida y el cariño hacia el otro.

Es en la familia donde se recibe y se cultiva la fe, se aprende a respetar, el sentido del perdón, la acogida y el cariño hacia el otro.

Uno de los temas prioritarios en la actualidad es el rol de la familia en la educación de los niños y jóvenes que enfrentan un mundo globalizado. La familia es la primera escuela donde se recibe la educación para realizar una vida en comunidad. En ella, se adquieren los primeros hábitos que luego marcarán una ruta de desarrollo personal.

La educación ha sido un tema muy importante en los últimos años, tanto en sus etapas iniciales y escolares como en el desarrollo de la Educación Superior. En todas estas etapas, sin duda el apoyo de la familia es clave para lograr un desarrollo integral. La familia es la célula social más pequeña e importante, el núcleo fundamental para la vida de toda sociedad, y como tal, su rol en la formación y educación de los hijos es clave y de primera importancia.

La familia es la primera escuela donde se recibe la educación para realizar una vida en comunidad.

En la familia es donde se adquieren los primeros hábitos con relación al conocimiento que van a marcar la larga ruta del aprendizaje continuo. Así, los padres somos los primeros y principales educadores de nuestros hijos. Colaborando con esta función, está todo el sistema educativo, en todos sus niveles, en el cual el Estado, la Iglesia y la sociedad en general tienen una función muy relevante. Es en la etapa inicial donde debemos apoyar a las familias más vulnerables para evitar las brechas que luego marcarán el desarrollo futuro.

Los profesores, colaboradores en este proceso educativo –al interior de la escuela, de los colegios y liceos–, deben actuar en conjunto con los padres y la familia, en cierto modo, como un apoyo y por encargo nuestro. De aquí la importancia del involucramiento de la familia en la educación de los hijos, ya que lo que está en juego es muy importante. Es la formación de nuestros hijos, por lo que debemos estar atentos y colaborar en este proceso formativo. No se puede dejar solo a los colegios, no podemos abandonar a los profesores y profesoras en esta tarea, debemos abordar el desafío en conjunto. Esto es de particular importancia en la edad temprana, en donde se desarrollan las principales capacidades de aprendizaje, lo que va a impactar de manera significativa en el transcurso de la vida. En esta etapa se presentan las brechas de aprendizaje y conocimiento que influirán de manera crucial en las oportunidades de desarrollo futuro. En este sentido, es clave poder fortalecer de manera especial la educación preescolar y escolar temprana, que marcará el proceso educativo.

Algunas preguntas que surgen de esta reflexión: ¿Estamos conscientes de nuestro rol en la formación educacional de nuestros hijos? ¿Participamos en la escuela, liceo o colegio de nuestros hijos? ¿Qué medidas concretas vamos a tomar en el futuro?

La familia, junto a los diferentes proyectos educativos (públicos, de la Iglesia y privados) y las políticas públicas que el Estado aporte a la comunidad, conforman los tres pilares que son esenciales en la formación de los niños y jóvenes. La familia tiene un rol crucial en la educación y desarrollo de nuestros hijos. Entenderlo así y asumir la responsabilidad es una gran oportunidad para cada una de nuestras familias. Nuestra tarea es ser protagonistas activos de la formación de nuestros hijos e hijas.

«Saber perdonarse en las familias, porque todos tenemos defectos, ¡todos! A veces hacemos cosas que no son buenas y hacen daño a los demás. Tener el valor de pedir perdón cuando nos equivocamos en la familia… Hace unas semanas dije en esta plaza que para sacar adelante una familia es necesario usar tres palabras. Quisiera repetirlo. Tres palabras: permiso, gracias, perdón. ¡Tres palabras clave! Pedimos permiso para ser respetuosos en la familia».

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LAS FAMILIAS DEL MUNDO
CON OCASIÓN DE SU PEREGRINACIÓN
A ROMA EN EL AÑO DE LA FE.

Sábado 26 de octubre de 2013.

Ignacio Sánchez Díaz
Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Comparte esta reflexión