Otras reflexiones

La alegría de la santidad que perdura

“‘Contento, Señor contento’” solía decir San Alberto Hurtado. ¿Será entonces que la santidad cristiana sea una cuestión de alegría?”.

¿Existe el mundo que todos anhelamos?

“En la Iglesia se requiere de católicos activos y formados. Católicos que, con mucha humildad, y sin arrogancias, sepan actuar, en la sociedad que nos toca compartir, con fe y esperanza en Dios”.

¿Es Chile un país del Espíritu?

“Chile no sería Chile sin la fuerza creadora, unificadora y vivificadora de Dios, esa fuerza tiene un nombre: el Espíritu Santo. Él se ha adelantado a todos los que hemos habitado esta tierra, ha sostenido nuestra unidad y nos sigue ofreciendo vida en abundancia”.

Primavera. Vida nueva, certeza y esperanza

“Nuestro país celebra su día nacional en la época en que todo florece. La fiesta se hace protagonista y desplaza todas las preocupaciones, los resultados y la productividad. Estar y ser con otros en una comunión que nos regala pertenencia, ser un pueblo en la diversidad”.

Oración hecha canto

Ángel Abusleme H.

Año II, Nº 21.

domingo 5 de julio, 2020

"La elección de los cantos debe ser adecuada para que la letra acompañe y realce el texto bíblico, ayudando en su comprensión y facilitando la meditación. Es así como ciertos cantos nos evocan un tiempo litúrgico particular y nos predisponen el corazón para vivirlo de manera más plena."

El canto en la misa es una emotiva forma de expresión, alabanza y participación en el culto divino, y también cumple un importante rol de evangelización. Cuando salimos de la misa, la sensación de paz que nos llevamos a casa es en parte por la comunión con Dios y con nuestros hermanos, por la impresión y reflexiones que nos dejó la prédica, y también por el trabajo del coro en acompañar la Palabra. La principal función del coro es invitar a la asamblea a rezar en comunidad y así “ayudar a fundir los espíritus en la caridad” (Papa Pablo VI). Y como tal, el coro que acompaña a la asamblea constituye una forma de apostolado y también es considerado uno de los ministerios de la Eucaristía. El canto religioso es la expresión de cada pueblo que alaba a Dios según sus raíces y estilo, variando en instrumentos musicales y acentos, enriqueciéndose de la diversidad, pero manteniendo siempre la pertinencia a la celebración.

El coro que acompaña a la asamblea constituye una forma de apostolado y también es considerado uno de los ministerios de la Eucaristía.

“El coro tiene la función de acompañar, conducir y realzar el canto de todos, y debe evitar transformarse en el centro de atención” (Los Cantos de la Misa: su Lugar y Sentido, Guillermo Rosas ss.cc). Por esta razón, uno de los mayores desafíos para un coro litúrgico es buscar la música que acompañe mejor a las lecturas de cada misa y según la composición de la asamblea, de manera de ser una invitación acogedora a rezar cantando desde el alma. La elección de los cantos debe ser adecuada para que la letra acompañe y realce el texto bíblico, ayudando en su comprensión y facilitando la meditación. Es así como ciertos cantos nos evocan un tiempo litúrgico particular y nos predisponen el corazón para vivirlo de manera más plena.

Algunos vamos a misa a cantar a “voz en cuello”, en familia, felices y dichosos, como me enseñó mi abuela cuando tenía unos 3 años. “Quiero que mi pueblo rece bella, hermosa y artísticamente” (San Pío X). Es asombroso como nota a nota, la música nos transporta a los tiempos de Jesús y dispone nuestros corazones para comprender mejor Su Palabra. Y son simples notas musicales que siguen complejos patrones matemáticos, y que son llevados a nuestros oídos por ondas acústicas en un medio, ondas que se mezclan y se superponen. Yo me maravillo pensando que el universo y todo lo que conocemos como la materia y la luz también está formado por ondas en campos cuánticos, como, por ejemplo, las ondas electromagnéticas que percibimos como fotones. Entonces tal vez podríamos decir que el universo completo en su esencia es música celestial, compuesta por el mismo Dios como una suma de ondas en diferentes campos. Y nosotros, resultado y eco de Su creación a Su imagen y semejanza y también miembros de Su orquesta universal, cantamos nuestra música para alabarlo, reconociendo y admirando Su infinita grandeza.

Es asombroso como nota a nota, la música nos transporta a los tiempos de Jesús y dispone nuestros corazones para comprender mejor Su Palabra.

Soy un agradecido por tener el privilegio de participar activamente en coros litúrgicos desde hace más de 20 años, aportando con mi voz y con mi guitarra. Mi experiencia ha sido tremendamente enriquecedora y me ha permitido desarrollar habilidades de liderazgo y conocer personas muy diversas en cuanto a grupo espiritual, social y etario, y estilos musicales muy especiales en diferentes ciudades y países. La pertenencia a un coro litúrgico permanente abre posibilidades de reflexión y crecimiento personal que se asemejan a las que entrega una comunidad de vida cristiana. He tenido la oportunidad de aprender cantos directamente de músicos muy talentosos, así como de interpretar música con cantantes católicos famosos, e incluso, de grabar un disco en un estudio profesional. Por todo esto, me atrevo a recomendar seriamente la búsqueda de un coro litúrgico a quienes tengan la inquietud. En mi opinión, las ganas y el compromiso son mucho más importantes que los conocimientos o la experiencia previa.

En la celebración de la misa ¿Pongo atención en los cantos y rezo con ellos? ¿Estoy consciente que los cantos son para cantarlos con respeto y solemnidad? ¿Hay cantos que me ayudan a profundizar en la oración?

«Entre los muchos y grandes dones naturales con que Dios, en quien se halla la armonía de la perfecta concordia y la suma coherencia, ha enriquecido al hombre creado a su imagen y semejanza, se debe contar la música, la cual, como las demás artes liberales, se refiere al gozo espiritual y al descanso del alma. De ella dijo con razón San Agustín: “La música, es decir, la ciencia y el arte de modular rectamente, para recuerdo de cosas grandes, ha sido concedida también por la liberalidad de Dios a los mortales dotados de alma racional»

Musicae Sacrae, Pío XII, 1955.

Ángel Abusleme H.
Profesor de la Escuela de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Comparte esta reflexión